Cuando tienes dieciséis
años, todo es sueño: la carrera, un futuro noviazgo, metas que conquistar, el
futuro. Pero para Donal Walsh el
sueño se transformó en pesadilla cuando le diagnosticaron un cáncer terminal que, de golpe y
porrazo, desplomó toda aspiración de porvenir: «no tenía palabras para esta
sentencia de muerte», dijo él. Y, no obstante, algo sucedió que transformó este
drama en una historia de esperanza; algo que comenzó con una carta publicada
por accidente en un periódico de Irlanda, su país natal.
Nacido en Blennerville, Tralee (Irlanda), su batalla
contra el cáncer comenzó hace cuatro años, con un tumor en la pierna, con
tan sólo doce primaveras a sus espaldas. Pasó por quirófano y por quimioterapia,
lleno de enojo y preguntas; mucho qué pensar y mucho tiempo a disposición.
Cuando todo
parecía solucionado, volvieron las noticias de mal agüero: otro tumor, pero ahora en un pulmón. Resignado, regresó al camino
que había jurado nunca volver a recorrer. Pero era eso o morir. Optó por luchar
de nuevo.