De todos los cuentos infantiles, el de Peter Pan se lleva un puesto de honor. Todo el relato emociona, como aquel momento emblemático de la persecución del niño de Nunca Jamás a su sombra. Una búsqueda de enormes esfuerzos que acaba en una pelea de esa sombra huidiza con su “soberano”. Sólo al final, Wendy consigue coserla a los pies de Peter, dejándola así aprisionada.
Miren por dónde, a nuestro queridísimo Juan Pablo II, mañana beato, le sucedió algo parecido, pero al revés. Una sombra le acompañó, atándosele en todo momento; de modo especial en sus últimos días.