Mañana, si Dios quiere, cumplo 34 años de vida, un día propicio para elevar a Dios la mirada y agradecer todos los dones que en este recorrido vital me ha regalado.
Mientras más pasa el tiempo, me he ido preguntando si un día escribiré mi autobiografía, ese sueño que todo escritor anhela cumplir y al que, por lo menos eso parece, aún me falta mucho por llegar. Porque intuyo que Dios me tiene preparado un camino largo para seguir dando lata por este valle de lágrimas... sobre todo porque no estoy para nada preparado para encontrarme con Él en el cielo. He sufrido aún muy poco por Dios y por los hombres.
Sea lo que sea, ¿qué escribiría en mi autobiografía? ¿A qué etapas le daría revelancia? ¿Mi nacimiento, mi niñes, la etapa familiar de los primeros años, mi vocación al sacerdocio en la Legión de Cristo? ¿Y si se me escapan hechos que, aunque pequeños, forjaron parte esencial de mi vida?