El blog de la Conferencia Espiscopal Norteamericana relata, entre sus muchas historias, la de un matrimonio albanés que, después de un largo peregrinar con persecuciones y miedos en la Albania comunista, lograron celebrar su entrada en la Iglesia Católica en la Arquidiócesis de Nueva York. Ahí cuentan su vida… y lo hacen en albanés, mientras su hija Valentina traduce al inglés.
Lule Prebibaj y su marido Ndoke fueron bautizados en Albania, mientras el país estaba bajo el régimen comunista y en donde recibían todos los días, literalmente, amenazas de muerte. Cuando el comunismo tomó el control del país justo después de la Segunda Guerra Mundial, prohibió esencialmente toda religión, suprimió las instituciones religiosas y todo tipo de celebraciones.
Lule recuerda que, siendo niña, su madre la llevó en medio de la noche para que un sacerdote pudiera bautizarla… bajo el manto de la oscuridad: «Mi madre me dijo que teníamos que ir por la noche al lugar donde la Iglesia solía estar», dice Lule. «El sacerdote se acercó y me bautizó; y de igual manera pasó con mi marido. Tenía que hacerse de noche y en secreto».
Congreso del Partido Comunista Albanés |
La pareja también recuerda cómo, cuando eran niños, tenían que celebrar sus creencias en secreto: «Ambos recordamos cómo todos los días, después de un día santo, los profesores nos preguntaban qué teníamos para la cena o si nuestros padres encendían una vela o si hacían una oración», dice Lule. «Ya nuestros padres nos habían advertido que siempre debíamos responder “no”. No fue hasta más tarde que entendimos por qué nos estaban haciendo esas preguntas».
Para ayudar a su familia a escapar el régimen comunista, Ndoke fue a Italia durante cinco años y obtuvo documentos legales para Lule y sus cuatro hijos, de modo que pudieran unirse a él. Después de dos años en Italia, Ndoke fue seleccionado en la “Lotería de la Tarjeta Verde” y la pareja, junto con sus hijos, se convirtieron en residentes permanentes de los Estados Unidos en 1999.
Ya en los Estados Unidos, la pareja educó a sus hijos en la fe, a pesar de que ellos mismos nunca habían sido confirmados o recibido la Primera Comunión. Pero eso cambió radicalmente esta pasada Pascua: los dos recibieron toda la iniciación completa en la Iglesia.
«Nuestra decisión de pedir estos sacramentos fue fácil porque sabíamos qué eran desde hace mucho tiempo», dijo Lule. «Mientras crecía, no tuvimos la oportunidad de hacerlo porque el gobierno comunista abolió el catolicismo y mataron a todo aquel que lo practicara: sacerdotes y religiosas asesinados, iglesias destruidas… a cualquier persona que se interpusiera en su camino la ejecutaban».
Se describen a sí mismos como una «familia muy religiosa». Por ello, uno de sus sueños siempre fue recibir todos los sacramentos de la iniciación: y esta pasada Pascua, Dios les regaló esa meta a la que tanto habían luchado por llegar.
«Es una sensación maravillosa poder decir abiertamente lo que somos, y es absolutamente maravilloso que seamos capaces de recibir estos sacramentos. Más vale tarde que nunca, ¿verdad? », dice Lule.
Este año, Lule y Ndoke fueron dos de los 1.470 catecúmenos a los que la Arquidiócesis de Nueva York dio la bienvenida a la Iglesia en Pascua: una prueba viviente de que nunca es demasiado tarde.
Muy buenooo!!!!
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