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lunes, 16 de mayo de 2011

El milagro que no fue

«Todo bebé es un pequeño milagro que debe ser celebrado, acompañado y protegido». Así reza el eslogan de la campaña de un nuevo anuncio de la marca de pañales Pampers.

En el video, se suceden imágenes de tiernos bebés, venidos a este mundo en distintas maneras: planeado o antes de tiempo; nacido tres meses antes o en la edad ya madura de la madre; con necesidades especiales, a través de la inseminación artificial, adoptado, etc. 

¿Y la conclusión? Venga como venga, la vida es un milagro y, como tal, debemos cuidarla.

Vale la pena ver el video:



Después de repasarlo una y otra vez, surgen una serie de interrogantes: ¿debemos celebrar la llegada de niños que nacen en la adolescencia de las madres? ¿Qué pensar de la inseminación artificial, de los vientres de alquiler? ¿Se puede celebrar la vida de todo bebé, aun a costa de los principios éticos en lo que se refiere a la tecnología?

Ciertamente, es bueno que se pondere que toda vida humana vale. Después de todo, los hijos no tienen la culpa del “pecado” de los padres. En este sentido, tal vez valga aquello de que “llegar a ser” es siempre mejor que “no serlo nunca”. Este aspecto es lo positivo del comercial y, en sí, muy loable. Sobre todo en medio de una sociedad como la actual, en donde la cultura de la muerte impera y controla el estatus social en que nos movemos. Puede ser un buen comienzo para tocar el tema del valor de la vida.

No obstante, surgen algunos peros que deben ser subrayados. Se pueden resumir tal vez en el lenguaje “buenista” que utiliza el comercial, muy típico de nuestra cultura relativista actual: todo está bien, todo es bonito, todo vale igual. Y aquí radica la mayor objeción al clip. Se opta por la visión de que el fin disculpa los medios que se usan, posición que «no puede justificarse por la bondad de ninguna intención o consecuencia» y que «está en contraste insalvable con la comunión entre las personas, contradice la decisión fundamental de orientar la propia vida a Dios» (Evangelium Vitae n. 75).

Con Pampers se perdió una nueva oportunidad para promover, de una manera hermosa, plena y bien hecha, el don de la vida. Sí, el comercial hace cuestionarse muchas cosas y eso es, bajo un cierto punto de vista, positivo; pero resbala en un punto esencial y no negociable. ¡Lástima!, nos quedamos con las ganas del milagro.

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