Iniciamos octubre, el mes del Rosario, mes mariano. Esta fiesta fue instituida por el Papa san Pío V para el 7 de Octubre, aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la Batalla naval de Lepanto (1571), atribuida a la Madre de Dios. Hoy, dejando de lado cañones, moros y espadas, los católicos miramos únicamente esos "ojos misericordiosos" de María que, a su vez, se fijan con ternura maternal en todos nosotros. Y repasamos con Ella todos los misterios de la vida de Cristo: «El Rosario en su conjunto consta de misterios gozosos, [luminosos], dolorosos y gloriosos, y nos ponen en comunión vital con Jesús a través –podríamos decir– del Corazón de su Madre» (Juan Pablo II, Carta apostólica Rosarium Mariae Virginis, n. 2).
En un intento de ayudar a nuestros lectores a acercarse mejor a esta devoción milenaria, algunos escritores y blogueros católicos queremos ofrecerles un comentario al Avemaría. Más que una exégesis, quiere ser una reflexión personal de cada uno en torno a una parte específica de la oración. Por mi parte, no puedo sino agradecer a todos su participación y su ejemplo de entrega por transmitir un mensaje cristiano, así como su gran amor a la Iglesia. Estoy convencido que será de gran provecho para todos.
¡Muchas gracias!
P. Juan Antonio Ruiz J., LC
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